En El Crucero del Sufrimiento

Aug 11, 2008
Una de las experiencias inescapable de la vida es el sufrimiento. Los diccionarios definen el sufrimiento como dolor o padecimiento físico, psicológico o emocional que experimenta una persona. También lo definen como la paciencia con que se sufre una desgracia, como la miseria que resulta de aflicción, y finalmente se define como la pasión de Cristo.

A traves de la historia, diferentes filosofos de todo tipo de cosmovision ha intentado dar una respuesta a la existencia del sufrimiento humano. Hoy dia unos alegan es un problema de percepcion, otros que es parte de la naturaleza imperfecta del hombre que aun esta en proceso de evolucion. Para el cristiano es simplemente la realidad de que vivimos en un mundo caido por el pecado, y en proceso y espera de una restauracion completa luego de la segunda venida de nuestro Salvador Jesus.

Pero sin embargo, cuando pasamos por experiencias personales de sufrimiento o dolor, las definiciones no le hacen justicia a la profundidad de las emociones y nos fuerza a un analisis profundo de nuestra cosmovision. La oscuridad y la incertidumbre cuando recibimos noticias de un cáncer, la perdida de los sueños de un matrimonio duradero y un hogar lleno de hijos, la perdida de un empleo y la incertidumbre del mañana, el desierto que se cruza al comenzar de nuevo en un lugar en donde no te puedes comunicar adecuadamente, sin un techo, alimentos, amigos o familiares cercanos y sin saber que traerá el mañana. El abuso de un esposo o la perdida de un hijo o una hija como le sucedió a Susan, una amiga muy allegada, y quien su única hija adoptiva falleció repentinamente a los 11 años de edad. Como Job, Susan se pregunta ¿En donde esta Dios?, ¿ Por que le dio una bendición y luego cruelmente se la quito?, ¿Cual es su nueva razón de vivir y cual es su propósito en esta vida en donde todo se ve tan oscuro y el dolor desgarra el corazón constantemente y sin merced?. Son noches sin dormir por el sufrimiento. ¿En donde esta la esperanza que mañana no despertara con el mismo dolor? Y el tiempo sigue pasando y uno aun se pregunta de donde sacara la paciencia para soportar el sufrimiento.

El libro de Job se puede considerar como el libro filosófico del sufrimiento. Tanto Job como Elifaz, Bildad, Zofar y Eliu intentaron dar una explicación sabia sobre el origen y la razón del sufrimiento de Job. Varios de ellos llegaron a la conclusión incorrecta …que el sufrimiento de Job era por sus propios pecados. En el libro de Job vemos mucha calamidad y mucho sufrimiento.

Cuando estamos pasando por un momento de tragedia o sufrimiento, existe la tendencia de echarle la culpa a Dios. Nosotros queremos tener libertad en la vida, pero deseamos que Dios elimine los episodios que traen como consecuencia dolor y sufrimiento. Desaseamos que Dios elimine las causas del sufrimiento. Pero, en realidad…¿cuales son las posibles causas de nuestros sufrimiento?

Muchas veces nosotros mismos somos la causa de nuestro sufrimiento trayendo sufrimiento no solo hacia nosotros, sino a quienes nos rodean. Un ejemplo es cuando somos infieles en nuestros matrimonios.

A veces la causa de nuestro sufrimiento es el pecado de otras personas, por ejemplo el abuso físico o verbal de una persona hacia nosotros.

Otra causa de nuestro sufrimiento son los desastres naturales como terremotos, tornados o huracanes que traen gran destrucción en nuestras vidas. A veces podemos protegernos de ellos…otras veces lo perdemos todo.

La Biblia nos enseña que parte de nuestro sufrimiento es causado por Satanás, pero el no es siempre el causante.

Si han tenido la oportunidad de leer el libro de Job en la Biblia, posiblemente habrán visto que el mismo enseña cuatro puntos de vista sobre el sufrimiento:

1.Primero vemos el punto de vista de Satanás en donde Satanás le hace la alegación a Dios de que las personas le creen a Dios solamente cuando viven en prosperidad y carecen de sufrimiento. Este punto de vista es incorrecto.

2.El punto de vista de Job es que el sufrimiento es el juicio de Dios por el pecado. Sin embargo, esto no siempre es correcto. Por ejemplo, toda persona aun las justas pueden sufrir en huracanes o tornados.

3.El punto de vista de Eliu es que el sufrimiento es la manera de Dios de enseñarnos, disciplinarnos y refinarnos. Esto es cierto pero es una explicación incompleta.

4.Al final, vemos el punto de vista de Dios en donde el sufrimiento causa que pongamos nuestra confianza en Dios por quien es Dios como persona y por su carácter, no por lo que el hace por nosotros. Pero, la pregunta esta aun sobre la mesa: ¿Como podemos confiar en Dios aun en medio de nuestro sufrimiento?

Mateo 8:23-27 dice:
“Luego Jesús subió a la barcaza y sus discípulos lo siguieron. De repente se levanto en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido. Los discípulos fueron a despertarlo. Señor- gritaron- ¡sálvanos que nos vamos a ahogar! Hombres de poca fe- les contesto- ¿Por qué tienen tanto miedo? Entonces se levanto y reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedo completamente tranquilo. Los discípulos no salían de su asombro, y decían: “¿Qué clase de hombre es este, que hasta los vientos y las olas le obedecen?”

Los hombres que estaban en esta barcaza con Jesús estaban llenos de temor, llenos de incertidumbre, pensaban que su vida tal vez llegaría a su final si algo no cambiaba. Sin embargo, Jesús, el mismo Dios que creo el universo y que tiene control de todas las leyes naturales que el mismo puso en función desde el momento de la creación, estaba entre ellos. Podemos ver en la historia cual era el estado de la fe de estos hombres… y como dijo Jesús, ellos tenían poca fe.

Un tipo de vacaciones que me agrada mucho es viajar en cruceros simplemente por la comodidad de poder visitar muchos puertos diferentes sin tener que mudar el equipaje de hotel en hotel. Me gusta sentarme en el balcón del barco, ver las aguas, las tierras lejanas y disfrutar del entretenimiento a bordo. Sin embargo, existen momentos en nuestras vidas en que nuestro crucero es el crucero del sufrimiento. Son momentos en donde navegamos en esta gigantesca barcaza viviendo momentos trágicos como la perdida de la única hija de Susan. Como muchos, Susan esta dentro del crucero del sufrimiento. La angustia y el dolor son enormes. Sus preguntas de fe son extremadamente profundas.

El otro día me puse a comparar a Jesús con el crucero. Pude ver como él es el crucero que nos puede llevar como pasajeros en las aguas de la vida. El Apóstol Juan escribió que cuando le pertenecemos a Jesús estamos en el, vivimos en el, somos parte de el. Jesús es como un barco crucero en donde podemos vivir.

El crucero posee un motor enorme que hace que el crucero navegue por las aguas. El motor del barco, que hace que se mueva el barco, es como el corazón de Jesús. Hay momentos en nuestras vidas que pasamos por tragedias muy fuertes y dolorosas como las de Susan. Momentos que estamos extremadamente abatidos, como en una oscuridad y profundidad emocional y espiritual. Nos sentimos que estamos en las cabinas del sótano dentro del barco, sin ventanas que nos den visión del futuro y cerca del motor ruidoso del barco. Pero aun en esa agonía del ruido del motor y del dolor de corazón, en nuestra experiencia profunda nos encontramos cerca del motor… ese motor es el corazón de Jesús.

En esa profundidad de las aguas sabemos que estamos dentro de un barco de hierro en donde estamos protegidos. Puede que en esos momentos busquemos ver por una ventanita, pero como estamos en las cabinas del fondo del barco, solo tenemos acceso a unas muy pequeñas.. Y allí…, desde el fondo del barco, vemos peces, muchos peces, llenos de vida y muchos tiburones atentando comerse los peces más pequeños. Es allí en donde nos viene a la mente algo que dijo Jesús…Jesús dijo que el nos hará pescadores de hombres. Pero allí en el fondo, nuestra angustia es muy grande para ir de pesca. A veces queremos permanecer permanentemente en esa profundidad, pero no es la intención del corazón de Jesús.

Un día, según somos restaurados poco a poco al estar al lado del corazón de Jesús, nuestra angustia va disipándose y sentimos el deseo de mudarnos a una cabina con una ventana grande. Desde ahí podemos ver el paisaje, los pajaritos volando, el cielo, las olas y otras tierras. Nos vamos restaurando de nuestra pena y dolor, comenzamos a tener nuevos sueños, nuevas aspiraciones y nuevas motivaciones para disfrutar lo que se nos ha dado. Entonces, mediante otra petición a Jesús, el nos asigna otra cabina. Esta vez nos asigna una cabina con balcón. Allí sentados en el balcón, el gozo se multiplica pues ahora podemos respirar los vientos del Espíritu Santo en toda su plenitud, Allí comenzamos nuevamente a soñar y nuevamente sentimos un tremendo gozo que restaura nuestras emociones. Estamos llenos de esperanza porque tenemos una visión mas clara de hacia donde se dirige el barco y hacia donde lo dirige su capitán Jesús. Luego el barco hace una parada, y tomamos una excursión de pesca, en búsqueda de hombres y mujeres que quieran seguir al Señor. Los invitamos al crucero, no importa la condición emocional o espiritual de la persona. Es un viaje gratuito, con todo pago, donde el Señor lo provee todo, por gracia, completamente gratis y lleno de entretenimiento… entretenimiento divino y glorioso para todo aquel que quiera disfrutar servicios de alabanza al Cordero, quien dio su vida por la humanidad. Un servicio de confraternización, y compartiendo las historias de cómo sabíamos en donde estaban los peces… aquellos peces que representan los hombres y mujeres que vimos cuando estábamos en el fondo del barco, cerca del corazón de Jesús.

¿Como podemos comprender el dolor y el sufrimiento de otra persona si nunca lo hemos sentido en nuestra propia piel? Cuando en medio del sufrimiento nos acercamos por fe y en paciencia al corazón de Jesús, quien por su propia voluntad se sometió al sufrimiento por nosotros, aprendemos a tener una perspectiva eterna en la vida, una perspectiva llena de la presencia de Jesús y desarrollamos un carácter como el de Cristo. Es en esa profundidad que conocemos la profundidad del amor de Cristo y la intensidad de su sacrificio.

Es en el crucero del sufrimiento que aprendemos a buscar de Dios para entendimiento, perseverancia y restauración. Esos momentos nos fuerzan a buscar respuestas a preguntas profundas sobre las realidades en la vida y la realidad y el carácter de Dios las cuales no consideraríamos bajo otras circunstancias.

Nos sometemos a aprender de Dios y a confiar en el; nos identificamos con la cruz de Jesús. Nuestra sensibilidad hacia el sufrimiento en el mundo aumenta a la vez que por nuestra fe aprendemos a ser fuente de restauración; restauración mediante Cristo y al servicio de nuestros hermanos en sufrimiento.

Nuestro cambio de carácter como resultado del sufrimiento nos prepara para identificarnos con otras personas y caminar con ellos en medio de su sufrimiento, nos convertimos en personas de corazón. David Biebel y Suzane Foster describen a la persona de corazón como:
•Autenticas: porque hablan la verdad, haciendo preguntas y escuchando sobre las situaciones más difíciles.
•Transparentes: porque son personas abiertas, sin temor a que otras personas miren dentro de sus corazones.
•Son confiables: dispuestas a vivir con la ambigüedad de la paradoja de la vida
•Son dependientes y centradas en Dios en vez de en otras personas o cosas materiales, pero a la misma vez interdependientes, necesitando a otros y siendo necesitados por otros.
•Poseen un corazón que perdona y son libres de la necesidad de venganza porque han reconocido su propia depravación y debilidades.
•Son capacitados con fortaleza sobrenatural porque conocen que no son lo suficientemente fuertes por si mismos.
•Son llenos de esperanza aun cuando la desesperación aparenta ser mas razonable
•Son humildes con un corazón servidor y dispuestos a sacrificarse por el bienestar de los demás
•Son fieles con ojos espirituales que ven y absorben realidades eternas
•Son llenos de paz porque confían que todo esta en las manos de Dios
•Son llenos de gozo ya que han conocido mas que la mera felicidad
•Son pacientes, siempre dispuestos a esperar por Dios y por los demás
•Son amables y dispuestos a tratar a otros como familia
•Son gentiles con dulzura y distinción de corazón
•Poseen un corazón tierno que responde a las necesidades sin prejuicios
•Son benevolentes y llenos de merced por el abatido y el desprovisto
•Son generosos sin llevar cuentas de sus dadivas
•Son compasionados y con la capacidad de sentir y llevar el dolor de otros en sus propios corazones
•Y sobretodo, son llenos de amor, amor sobrenatural que proviene del mismo Cristo y comprometidos a los mejores intereses de los demás como resultado de su relación intima y personal con Dios.

Las personas con estas características han pasado por el fuego del sufrimiento, han elegido abarcar el crucero del sufrimiento bajo el comando de Jesucristo y han sobrevivido las peores de las tragedias. Son personas que han hecho una elección: la de darle el dolor y el sufrimiento a Dios para que el pueda utilizarlo y convertirlo en algo que trae el bien para muchos a la vez que refleja la gloria de Dios.

El viaje en el crucero del sufrimiento puede que sea corto para algunos, y la restauración este a la vuelta de la esquina, para otros puede que tome el resto de sus días en la tierra. Pero no importa la brevedad o lo extenso del periodo, el amor y la consolación de Cristo esta presente todos los días en nuestras vidas y con ellos, Dios nos va moldeando como el alfarero moldea su pieza de arte mas preciada.

El sufrimiento también nos ayuda a mantenernos fuera del pecado cuando reconocemos las consecuencias terrenales y eternas que el mismo conlleva.

El sufrimiento nos enseña a desarrollar una perspectiva eterna llena de la esperanza de que un día nuestro sufrimiento sí se acabara y en el comienzo de la vida eterna recibiremos la recompensa de la corona de fe y perseverancia. En 1ra de Pedro 5:10 el Apóstol Pedro dice: “Y después que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamo a su gloria eterna en Cristo, los restaurara y los hará fuertes, firmes y estables”.

En el sufrimiento desarrollamos nuestra benevolencia y demostramos nuestra lealtad absoluta a Dios.

En el sufrimiento aprendemos perseverancia y nos hacemos coherederos con Cristo en el reino de Dios. Romanos 8:17 dice que “Si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con el, también tendremos parte con el en su gloria.” Según Dios le dijo al Apóstol Pablo en 2 Cor. 12:9 que nos basta vivir con la gracia de Dios ya que el poder de Dios se perfecciona en nuestra debilidad.

Tal vez ustedes hayan escuchado la historia de Corrie Ten Boom. En la vida de Corrie vemos un ejemplo de la profundidad de la gracia de Dios en medio del sufrimiento.Corrie Ten Boom nació en 1892 en Holanda de una familia profundamente cristiana, cuyos actos de generosidad y compromiso social eran reconocidos desde hacía mucho tiempo. Su casa estaba siempre abierta para aquellos que tuvieran alguna necesidad. El abuelo de Corrie, Willem, había establecido una relojería en Holanda,.El negocio fue heredado luego por Casper, hijo de Willem, y finalmente por Corrie, quien se convirtió así en la primera mujer relojera holandesa. Corrie no solo fue una pionera en esas artes. Quizás fue también la primera mujer que dirigió un movimiento de resistencia contra los nazis en su país. A los 48 años de edad, y al ser testigo de lo que ocurría en Holanda bajo el régimen nacional socialista -en especial, la implacable persecución de los judíos-, ella decidió que debía hacer algo al respecto con la ayuda de su padre y hermanos.

Ellos comenzaron a utilizar la vivienda de la familia como refugio. Unas seis o siete personas podían esconderse allí. Por lo general, cuatro de ellas eran judías y las restantes, miembros de la resistencia holandesa. En algunas ocasiones, estaban sólo por unas pocas horas, como un lugar de espera y tránsito hacia otros lugares seguros; en otras, se quedaban durante meses hasta que lograban partir. Pero una vez que la idea se puso en marcha, la circulación de seres humanos perseguidos se convirtió en algo permanente. Se estima que de esta forma Corrie y su familia salvaron la vida de unos 800 judíos, además de numerosos integrantes de la resistencia holandesa y estudiantes que eran perseguidos porque rehusaban colaborar con los nazis.

Pero un día en el 1944 un hombre los delató a la Gestapo (la policía secreta de los nazis) y tanto Corrie como su padre Casper, sus hermanos Willem, Nollie y Betsie y su sobrino Peter, fueron arrestados y los condujeron a la cárcel de Scheveningen. Corrie y Betsie eventualmente fueron enviadas al campo de concentración de Ravensbruck en Alemania. De toda su familia que fue arrestada, Corrie fue la única que sobrevivió la guerra.

A fines de 1944, y casi por milagro, su nombre fue incluido en una lista de personas que debían recuperar la libertad. Corrie regresó a Holanda y pudo recobrarse de los problemas de salud contraídos durante el tiempo que estuvo prisionera. Pasó en su propia casa de Haarlem el último invierno de la guerra, pero no permaneció inactiva. Como ella decía: "Dios nos dio el amor para ser capaces de perdonar a nuestros enemigos".

Corrie perdonó. Perdonó la pérdida de sus seres queridos y sus propios sufrimientos, aquellos que le fueron infligidos en la época de su permanencia en el campo de concentración. Pero ella fue más allá. Un día de 1947, en Munich, un hombre quiso saludarla y pretendió estrecharle la mano. Al ver su rostro, ella lo reconoció de inmediato como uno de los guardianes más crueles de Ravensbrück, uno de los muchos ante los cuales tuvo que desfilar desnuda junto con su hermana Betsie cuando, según los criterios impuestos por los nazis, ellos seleccionaban a la gente que era útil para trabajar. Pero, ¿Cómo podía Corrie darle la mano a ese hombre? Él le dijo que se había convertido al cristianismo después de la guerra y que creía que Dios lo había perdonado por todas las maldades que cometió en el campo de concentración, pero que necesitaba que ella personalmente le dijera que lo perdonaba. Corrie lo hizo y le dio la mano.
Corrie sintió que su vida era un regalo de Dios y que necesitaba compartir lo que ella y su hermana Betsie habían aprendido en el campo de concentración: que "No hay dolor tan profundo que el amor de Dios no pueda llegar a él".

A los 53 años de edad, Corrie empezó un ministerio mundial para difundir su fe y sus experiencias, que la llevó a viajar por más de 60 países en los siguientes 33 años de su vida.

A principios de la década del 70, su libro "The Hiding Place" (El Refugio) se convirtió en un best seller. Más tarde se produjo una película basado en su libro la cual recomiendo mucho que la vean si tienen la oportunidad.

De modo que cuatro miembros de la familia Ten Boom ofrendaron sus vidas frente al compromiso que habían asumido para salvar las vidas de otros seres humanos. Ellos sufrieron para ser una reflexión del amor de Cristo. Durante nuestro sufrimiento, es muy cierto que muchas veces no tenemos respuestas… pero siempre tenemos su presencia, la presencia de nuestro salvador Jesús. Y si Jesús no hubiera resucitado, no tuviéramos el motor del único crucero con destino a la eternidad. Cuando sufrimos compartimos el corazón de Jesús en la profundidad de su sacrificio… en la realidad de su amor que con su profundidad, dura por toda la eternidad.

Que Dios los bendiga siempre,
Su servidora en Cristo,
Marta Caceres